La Habana, mayo - Con verdadera paciencia asiática estuve toda la mañana y la tarde del 4 de mayo a la espera de una importante llamada desde Madrid.
Varios sindicalistas independientes, cada cual por su teléfono, conversaríamos con personalidades participantes en la II Conferencia sobre Responsabilidad Social Corporativa en nuestra patria, organizada por el Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GRSCC).
En esta reunión, que preside el sindicalista y economista cubano Joel Brito Delgado, se tratarían, entre otros temas, la realidad laboral en Cuba, la responsabilidad social corporativa de los inversores extranjeros y las normas laborales internacionales en relación con la Isla.
Espera inútil. Desde el día anterior mi número telefónico, 964587, fue interrumpido. Al mediodía del 3 de mayo, fecha instituida en 1993 por Naciones Unidas como Día de la Libertad de Prensa, justo cuando Radio Martí difundía un comunicado mío en la voz del periodista de esa emisora Álvaro de Insua, donde me refería a la represión contra los periodistas independientes de la Isla, mi línea telefónica quedó fuera de servicio.
En la oficina comercial de ETECSA, de capital estatal y extranjero, y única encargada de las cuestiones telefónicas en la Isla, no me dieron una explicación satisfactoria sobre el corte telefónico.
Los enemigos de la pluralidad de pensamiento habían logrado que nuestras voces independientes no fueran escuchadas en el plenario de la Conferencia, empleando el ardid, sacado del viejo arsenal de ardides, de desactivar teléfonos. Pero no pudieron acallar las voces de la cita madrileña.
El servicio telefónico no me lo restituyeron hasta el 6 de mayo, un día después de finalizada la conferencia, cuando ya mi disperso auditorio de Madrid disfrutaba de un fin de semana, preguntándose todavía: ¿Por qué estas cosas pasan en Cuba?
(Reinaldo Cosano Alén/ Lux Info Press)
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