25 abril 2006

Continua extorsión de turistas en aduana de capital cubana


La Habana, abril - Los cubanos que transitan por el aeropuerto internacional José Martí de La Habana, provenientes de los Estados Unidos, España o México, son víctimas de los aduaneros que revisan sus equipajes.

La extorsión funciona de dos formas diferentes. La primera, cuando después de husmear sus pertenencias y encontrar algún artículo "dudoso" ofrecen al viajero una sonrisa que precede a una voz melodiosa: "¿No tiene un regalito que nos dé?" El importe del regalito no baja de cuarenta dólares.

La segunda es más sutil. Y permite que el peso de las libras permitidas se exceda un poco. El contubernio con los demás, incluyendo al jefe de ese departamento, está pactado de antemano, aunque ignoramos cuánto le toca al jefe.

El viajero, libre de sospechas o malentendidos, recibe de repente un guiño cómplice del aduanero cuando va a salir de la terminal. El funcionario se le acerca cauteloso y lo invita a que le pague 200 dólares o chavitos por el favor. Nada. Una bicoca. Es algo cotidiano en el aeropuerto de Ciudad de La Habana.

Si el afectado se rebela, es posible que el aduanero llame a un guardia para que le revise el equipaje de nuevo, por sospechas de querer entrar al país algo prohibido.

Así se mueven algunos representantes de la aduana de Cuba. Y aunque las depuraciones son una constante, el chantaje y la extorsión continúan, a pesar de las quejas de los afectados, que han llegado hasta el Consejo de Estado. (Hugo Araña/Cubanet)

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