14 abril 2006

Vana visita a la Casa del Diablo


La Habana, abril - Dos humildes mujeres, madre e hija viajaron hasta La Habana para llamar la atención sobre su precaria situación. Francisca Delgado Pedroso y su hija, Gretel Caridad Tejeda Delgado, residen en el poblado de Millar, municipio Placetas, provincia Villa Clara.

Las dos esforzadas mujeres conviven con dos niños de 13 y 16 años, hijos de Francisca y por supuesto hermanos de Gretel, y la avanzada gravidez de Gretel evidencia que la familia crecerá dentro de pocas semanas.

Francisca y Gretel resultaron severamente damnificadas en 2002 por el paso del huracán Michelle, cuando el meteoro destruyó el techo, las puertas y las ventanas de su humildísima vivienda. Las paredes y otras partes fundamentales (tuberías muy viejas, instalación eléctrica, sanitarios, etc.) también sufrieron daños de importancia.

En primera instancia y al calor de consignas políticas, Francisca y Gretel recibieron alguna atención por parte de las autoridades locales. Les dieron planchas de fibrocemento para techos y algunos sacos de cemento para los techos. Esto fue todo.

Francisca y Gretel clasifican como personas de muy modestos ingresos. Gretel es madre precoz (19 años) y soltera. Aun estudia. Francisca trabaja por cuenta propia.

Luego del calor inicial al paso del meteoro, las cosas marcharon muy mal para ellas, o simplemente no marcharon. Las autoridades locales manifestaron primero que se les iba a prestar ayuda, luego afirmaron que los daños sufridos no eran consecuencia del paso del huracán.

Marisol, la jefa del gobierno municipal en Placetas y el técnico municipal de viviendas para esa zona, Orelbis Ledesma, les mantuvieron engañadas. Tienen una abultada agenda propia de distribución irregular de materiales. Les dijeron que no les darían nada y que podían ir a quejarse donde quisieran. Francisca y Gretel se sintieron justamente engañadas. Cuentan que amenazaron a esos funcionarios con denunciar sus casos en La Habana, en el Consejo de Estado, y ellos se burlaron.

"¡Nadie les recibirá!" -dijeron- "Ustedes son nada". Francisca y Gretel se fueron a La Habana. Llegaron hasta el Consejo de Estado con su ingenuidad y sus demandas. Allí comprobaron que al menos en eso, los funcionarios locales no mentían. Nadie les prestó atención.

Ahora se quejan amargamente. Vinieron hasta "este fin del mundo", por nada: "Llegamos hasta aquí, hasta la mismísima Casa del Diablo y ná. Estamos decepcionadas, ¡esto es una mierda! Pá los pobres no hay ná. Aquella gente puede seguir robándoselo tó. A nadie le importa".

Decepcionadas por su viaje al mundo real, se marchan para Miller en Placetas. Están decepcionadas, pero satisfechas porque pisan el terreno áspero de los hechos. Nadie podrá engañarlas en el futuro. Ellas estuvieron en Casa del Diablo para comprobarlo. (Juan González Febles)

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