25 abril 2006

Más represión para los artesanos


La Habana, abril - Los vendedores autorizados de artesanías en La Habana están preocupados por el futuro de sus ventas, mermadas tras la decisión de las autoridades de retirar sus puestos de las rutas turísticas y acomodarlos en otro lugar.

Miles de turistas y personas que gustan de los artículos artesanales han visitado durante años las más populares ferias de artesanía de La Habana, ubicadas en lugares de gran afluencia turística: La Habana Vieja, en los alrededores de la Catedral y frente a la emblemática avenida Malecón, en el barrio de El Vedado.

Sin embargo, las autoridades trasladaron hace unas semanas a los vendedores del Malecón a un piso de una antigua tienda por departamentos de Centro Habana, uno de los más populosos barrios de la capital cubana. Un colectivo de 193 trabajadores por cuenta propia, que pagan una autorización (licencia) estatal para vender artesanías, intenta adaptarse al espacio asignado por el ministerio de Comercio Interior, pero la drástica reducción de las ventas los ha colocado en una situación de desconcierto.

"Nos hemos perjudicado tremendamente en el aspecto de las ventas", dijo a EFE Vicente Portilla, un vendedor de figuras y objetos de madera, que reclamó "una campaña de promoción para que el turismo sepa que estamos aquí. Hoy no he vendido nada. En la feria un día como hoy ya hubiera vendido 15, 20 ó más pesos convertibles (1 peso convertible equivale a 1,08 dólares)", lamentó.

Portilla, quien dejó en 1995 su profesión de maestro de artes manuales para vender artesanías en Malecón, dijo que paga 60 pesos cubanos diarios (unos 2,5 dólares) por los dos metros que ocupa su mostrador, 159 pesos convertibles al mes por la licencia de artesano, y 30 más por el almacenaje de la mercancía.

"Estábamos adaptados a estar al aire libre, que es como creo que deben ser las ferias, donde el público tiene acceso fácil, y ahora estamos en un local cerrado y en un segundo piso. Aceptamos disciplinadamente venir porque teníamos dos opciones o irnos para un hospital en estado grave o irnos al cementerio", apuntó.

En el otro extremo del salón, Gliceria Medina comparte similares preocupaciones y comenta que "en diez días no he hecho ni 10 pesos convertibles, y aunque este mes nos exoneraron del pago de la licencia, estoy temblando pensando en el que viene y si esto no mejora no podré seguir trabajando".

Por el contrario, el administrador de "Variedades Galiano", Leonardo Mesa, resalta las ventajas de la nueva sede y confía en una mejoría futura de las ventas "con más promoción". Los menos perjudicados son, probablemente, los zapateros, que venden la mayor parte de sus productos a los clientes cubanos; alguno de ellos, como Ernesto Milián, han salido beneficiados con el cambio porque "me siento cómodo aquí, personalmente me ha favorecido porque me queda más cerca de mi casa, y la mercancía, está protegida del sol, el salitre y la lluvia", explica.

"Estoy vendiendo y hay días que más que cuando estaba en Malecón", afirma, porque "para los que vendemos principalmente a los cubanos este lugar es comercialmente más céntrico. Aquí hay una tradición de comercio".

No obstante, coincide con sus compañeros en que "el gran problema es que la gente no conoce que estamos acá".

Los artesanos de La Habana Vieja aún no han sido retirados, pero ven con preocupación la posibilidad de un traslado inminente. Juan Durán, un veterano vidriero del mercado artesanal próximo a la Plaza de la Catedral, ve con pesimismo su posible retirada de esta zona turística enclavada en el centro histórico de La Habana.

"Somos trabajadores por cuenta propia y hemos pagado impuestos bastante altos", apunta Durán, que subraya que en los últimos 25 años ha pagado una media de unos mil dólares anuales por las licencias y los permisos de venta.

"Llevarnos de aquí será el exterminio. Para vender hay que estar en el camino del turista", concluye Durán, quien se dedica a la actividad artesanal desde la pasada década de los ochenta cuando fue abierto en la Plaza de la Catedral el primer mercado de ese género. (EFE)

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